Maurizio Davolio, presidente de la Associazione Italiana Turismo Responsabile (miembro de ISTO), ha participado en el grupo de expertos encargados de evaluar las candidaturas para la Capital Europea de Turismo Inteligente y EDEN. Y desde esta posición, escribe algunas reflexiones sobre la sostenibilidad en las ciudades europeas.
La Comisión Europea ha comunicado las listas de preselección de las ciudades que competirán por dos prestigiosos premios: Capital Europea de Turismo Inteligente (para ciudades de más de 100.000 habitantes) y EDEN (para ciudades de hasta 100.000 habitantes).
A continuación se detallan las ciudades seleccionadas: Burdeos (Francia), Copenhague (Dinamarca), Dublín (Irlanda), Florencia (Italia), Liubliana (Eslovenia), Palma de Mallorca y Valencia (España); Gürsu (Turquía), Middelfart (Alemania) y Thisted (Dinamarca).
Podían participar en los dos concursos (y podrán participar en el futuro) las ciudades que hayan tomado medidas positivas para calificar su oferta turística de forma sostenible (tanto medioambiental como social) y para que el territorio y los servicios sean accesibles a las personas con discapacidad, que han innovado la digitalización y la creatividad, en particular en la vida cultural y en la valorización de su patrimonio.
Las ciudades candidatas han tenido que demostrar su compromiso mediante la presentación de la documentación adecuada, explicar las medidas adoptadas y describir los resultados obtenidos también mediante la presentación de datos estadísticos. La evaluación de cada una de las candidaturas debía ser realizada por un grupo de expertos, elegidos por sus competencias profesionales y su experiencia específica. Los premios son concedidos gracias a una posterior evaluación comparativa de las ciudades que han pasado la lista de preseleccionados.
Tuve el honor de formar parte del grupo de expertos que evaluó las candidaturas. Solamente me ocupé de aspectos relacionados con la sostenibilidad, y otros colegas se ocuparon de otros aspectos importantes como la accesibilidad, la digitalización y la creatividad. Esta experiencia me permitió desarrollar algunas reflexiones.
Para empezar, he observado que actualmente, cientos de ciudades en Europa, grandes y pequeñas, han tomado caminos desafiantes para calificar su territorio y sus servicios en relación a la sostenibilidad. Es un proceso claro e inequívoco, ya bien definido en el presente y definitivamente proyectado hacia el futuro.
El espectro de iniciativas y acciones es muy extenso y variado e incluye intervenciones sobre la movilidad (carreteras, zonas peatonales, medios de transporte eléctricos o híbridos, construcción de ciclovías), sobre el mobiliario urbano y las zonas verdes públicas (parques, jardines, recuperación de edificios abandonados), sobre la energía (uso de fuentes de energía renovables, acciones de ahorro en el consumo), sobre la gestión del agua y de los residuos, sin olvidar la adopción de políticas para luchar contra el fenómeno del sobreturismo o para evitarlo (en la organización de eventos, la puesta en valor de los barrios y los alrededores, la promoción dirigida, la desestacionalización).
Pero lo que más me ha llamado la atención, aparte de la calidad de las medidas adoptadas, son los procedimientos extremadamente positivos seguidos por varias administraciones públicas: no sólo la participación más que evidente de los representantes de la industria turística en la toma de decisiones, sino también de otros componentes importantes de la vida civil y social: asociaciones culturales, deportivas y recreativas; el mundo escolar; a veces toda la población. A menudo también participan los turistas, por medio de entrevistas y la recolección de comentarios y propuestas.
En muchas ciudades se crean y funcionan comités, grupos de trabajo permanentes, comisiones mixtas, para contribuir a la elaboración de planes plurianuales tomando decisiones colectivas que, como se comparten a través de procesos participativos, tiene muchas posibilidades de ser realmente aplicadas y de producir efectos y resultados concretos.
La participación de varias ciudades en proyectos europeos les ofrece la oportunidad de intercambiar con otras ciudades, de reflexionar sobre problemas comunes y de compartir buenas prácticas y experiencias reproducibles. Estos dos premios reflejan la importancia estratégica para el desarrollo del turismo en Europa, basado en la sostenibilidad, la accesibilidad y la innovación tecnológica y de productos. Las opciones de sostenibilidad no provienen sólo de un enfoque ético generalmente compartido, sino también de valoraciones relacionadas con la competitividad, considerando las orientaciones y sensibilidades del mercado turístico, cada vez más cuidadoso en estos aspectos.